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domingo, 10 de mayo de 2020

LOS LOGROS DEL EQUIPO Y RELATO DE BERNARDO NERI FARINA



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Bernardo Neri Farina
farina@tvparaguaya.com

Les quiero contar una historia. A la tardecita del 8 de mayo de 1962, mi papá y yo emprendimos la caminata desde nuestra casa en Sajonia hasta el estadio Comuneros.

Esa noche jugaban la final del campeonato sudamericano de básquetbol femenino, Paraguay y Brasil. Parecía que toda Asunción había convergido ahí. Era el partido de los partidos. En el primer tiempo, las brasileñas llevaban una ventaja de 30 a 22 y en un momento la diferencia fue de 14 puntos (43 a 29).

Más con garra que con buen juego, y con el aliento fantástico del público, Paraguay fue descontando. Faltando 4 segundos para el final, la victoria brasileña era de 52 a 51. Entonces apareció Mami –así la llamaban a la inigualable Edith Nunes– con el doble más gritado y más importante de la historia basquetbolística paraguaya. Ganó Paraguay por 53 a 52, logrando su segundo campeonato sudamericano. Edith pasó a ser leyenda.

No recuerdo una algarabía como aquella. Quizá porque los recuerdos de la niñez son más densos (yo tenía 11 años de edad). Como pocas veces, Asunción fue una fiesta.

El diario La Tribuna decía el 9 de mayo de 1962: “Edith, Edith, Edith, fue el grito que bramaban las 20 mil personas delirantes de júbilo en la gran noche del Comuneros. Y la gran Mami estaba ahí, en medio de tanta algazara, emocionada. Edith, Edith, Edith. Su nombre llenó el ámbito. Era la síntesis de un gran triunfo para Mami. Una noche de gloria en su querida Asunción. Ante su público. Se cristalizaba así el homenaje a la superdotada del básquetbol. Edith, Edith, Edith”.

Edith Nunes fue la más extraordinaria deportista paraguaya de todos los tiempos. Un fenómeno. Campeona sudamericana en 1962, goleadora en dos mundiales y en cuatro sudamericanos, nació en Asunción el 18 de febrero de 1940.

Debutó en la selección en 1953, con apenas 13 años de edad, en el mundial de Chile, donde comenzó como suplente y terminó titular y goleadora del torneo (es la más joven goleadora en la historia mundial del básquetbol). En el mundial jugado en Brasil, en 1957, volvió a ser la mayor encestadora. Fue goleadora en todos los sudamericanos que jugó: 1956 en Ecuador (Paraguay vice), 1958 en Perú (Paraguay vice); 1960 en Chile (Paraguay vice) y 1962, en Asunción (Paraguay campeón). Ostenta récords impresionantes, como el haber convertido 45 tantos en un partido jugado en México.

Hace pocos días, el Gobierno la condecoró. Ningún medio hizo un recuento de lo que significa Edith para el Paraguay. Es la máxima heroína deportiva nacional. Pero ni los propios periodistas la recuerdan, salvo Pedrito García, el más completo periodista deportivo que tenemos, y José María Troche.

Esta es la historia que quería contarles. Quizá no le importe a nadie. Pero es una grata historia porque simboliza la memoria redimida en un país sin memoria.

Edith, Edith, Edith. Las mujeres paraguayas le deben todavía un tributo ¡¡¡¡¡


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