Los tres Sudamericanos
16
DE ABRIL DE 2020
Paraguay
ostenta en su palmarés tres conquistas a nivel sudamericano en el baloncesto
entre la década del 50 y 60. Uno de los éxitos fue en varones (1955) y dos en
la rama femenina (1952 y 1962).
El
primer grito de campeón llegó en la cuarta edición del certamen continental. En
la temporada 1952 de local el seleccionado paraguayo femenino lograba el primer
éxito al consagrarse campeón en el viejo Estadio Comuneros.
Si
bien el entusiasmo del público no fue fervoroso de inicio, sucesivamente fue
creciendo y eso se reflejó en el acompañamiento ya que camino a la final las
guaraníes triunfaron sucesivamente por 33-25 ante Perú; 32-25 ante Chile; 24-20
ante Bolivia; 24-21 ante Argentina.
En la noche del 28 de abril de 1952, en el compromiso definitorio, en un juego intenso que se desarrollaba doble a doble, en los instantes finales, en la última salida de las locales, María Teresa Escobar cedió a África Battaglia quien lanzó un envío y marcó el triple con el que las paraguaya derrotaron a Brasil por solo un 1 punto: 20-19.
Este
triunfo fue el primero de Paraguay a nivel colectivo en el plano internacional,
ya que una temporada después (1953), el fútbol consiguió su primera Copa
América en Lima, Perú.
EN CÚCUTA 55. En varones, Paraguay tuvo también su momento en donde reinó en el continente sudamericano. La gran consagración se produjo (de manera compartida con Uruguay), en el torneo de 1955 que se celebró en Cúcuta, Colombia.
En
la justa, el elenco guaraní tuvo un gran desempeño, venciendo de manera
auspiciosa en el debut a Venezuela 50 a 42, mientras que en la fecha 2 tumbó al
temible Brasil por 50 a 43 de la mano de Arístides Isusi quien anotó 29 puntos.
Frente a Perú y Argentina, los nacionales repitieron la fórmula ganadora (46 a
44 y 53 a 50), y contra Chile en un juego de dos días (se suspendió por
lluvia), Paraguay se impuso en tiempo extra 69 a 67.
Cerca del final del certamen, la representación guaraní logró una agónica victoria ante Colombia (45 a 44), pero cedió el invicto en la penúltima fecha ante Uruguay (62-69).
En el cierre, el 31 de agosto de 1955, tras el triunfo 58 a 39 contra Ecuador y emparejado en puntos con los charrúas, se decidió por única vez en la historia compartir el título de campeón.
En
casa. El quinteto guaraní que venció a Brasil en la final del campeonato de
1962.
Foto:
Gentileza
OTRO ÉXITO EN CASA. Otra vez el Comuneros, fue testigo
de otra gesta en el baloncesto continental. En el noveno campeonato
sudamericano femenino, el equipo paraguayo volvió a gritar campeón en casa y
con su gente, tras una memorable definición.
Camino al éxito, en un remozado estadio Comuneros que amplió su capacidad para 8.000 espectadores, Paraguay fue eliminando sucesivamente: A Ecuador 85-36, Uruguay 75-29, Perú 61-43, Argentina 64-49 y Chile 71-58, para arribar al juego definitorio, otra vez frente a Brasil.
El duelo final se disputó el 8 de mayo de 1962 ante un imponente marco de público. El rival sacó a relucir toda su jerarquía y dominó gran parte de las acciones, poniéndose al frente en el marcador en la recta final, pero el equipo guaraní ofreció dura lucha, empujado por el aliento fervoroso de su gente.
A 8 segundos del final, Dionisia Echagüe metió un pase sobre la bomba a Edith Nunes que tras un amague y giro, lanzó el balón al aro y encestó, decretando la diferencia de un punto que sirvió a la Albirroja sellar la victoria por 53-52 y conseguir el segundo título sudamericano en damas.
El elenco paraguayo fue el más goleador del torneo, marcando 411 tantos contra 336 de Chile y 347 de Brasil.
La paraguaya Edith Nunes fue la goleadora con 166 tantos convertidos, seguida de Ismenia Pauchard de Chile, con 109.
Battaglia y González, bicampeonas Las paraguayas África Battaglia y Aida González fueron parte del plantel que conquistó los torneos continentales de 1952 y 1962.
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farina@tvparaguaya.com
Les quiero contar una historia. A la tardecita del 8 de mayo de 1962, mi papá y yo emprendimos la caminata desde nuestra casa en Sajonia hasta el estadio Comuneros.
Esa noche jugaban la final del campeonato sudamericano de básquetbol femenino, Paraguay y Brasil. Parecía que toda Asunción había convergido ahí. Era el partido de los partidos. En el primer tiempo, las brasileñas llevaban una ventaja de 30 a 22 y en un momento la diferencia fue de 14 puntos (43 a 29).
Más con garra que con buen juego, y con el aliento fantástico del público, Paraguay fue descontando. Faltando 4 segundos para el final, la victoria brasileña era de 52 a 51. Entonces apareció Mami –así la llamaban a la inigualable Edith Nunes– con el doble más gritado y más importante de la historia basquetbolística paraguaya. Ganó Paraguay por 53 a 52, logrando su segundo campeonato sudamericano. Edith pasó a ser leyenda.
No recuerdo una algarabía como aquella. Quizá porque los recuerdos de la niñez son más densos (yo tenía 11 años de edad). Como pocas veces, Asunción fue una fiesta.
El diario La Tribuna decía el 9 de mayo de 1962: “Edith, Edith, Edith, fue el grito que bramaban las 20 mil personas delirantes de júbilo en la gran noche del Comuneros. Y la gran Mami estaba ahí, en medio de tanta algazara, emocionada. Edith, Edith, Edith. Su nombre llenó el ámbito. Era la síntesis de un gran triunfo para Mami. Una noche de gloria en su querida Asunción. Ante su público. Se cristalizaba así el homenaje a la superdotada del básquetbol. Edith, Edith, Edith”.
Edith Nunes fue la más extraordinaria deportista paraguaya de todos los tiempos. Un fenómeno. Campeona sudamericana en 1962, goleadora en dos mundiales y en cuatro sudamericanos, nació en Asunción el 18 de febrero de 1940.
Debutó en la selección en 1953, con apenas 13 años de edad, en el mundial de Chile, donde comenzó como suplente y terminó titular y goleadora del torneo (es la más joven goleadora en la historia mundial del básquetbol). En el mundial jugado en Brasil, en 1957, volvió a ser la mayor encestadora. Fue goleadora en todos los sudamericanos que jugó: 1956 en Ecuador (Paraguay vice), 1958 en Perú (Paraguay vice); 1960 en Chile (Paraguay vice) y 1962, en Asunción (Paraguay campeón). Ostenta récords impresionantes, como el haber convertido 45 tantos en un partido jugado en México.
Hace pocos días, el Gobierno la condecoró. Ningún medio hizo un recuento de lo que significa Edith para el Paraguay. Es la máxima heroína deportiva nacional. Pero ni los propios periodistas la recuerdan, salvo Pedrito García, el más completo periodista deportivo que tenemos, y José María Troche.
Esta es la historia que quería contarles. Quizá no le importe a nadie. Pero es una grata historia porque simboliza la memoria redimida en un país sin memoria.
Edith, Edith, Edith. Las mujeres paraguayas le deben todavía un tributo.
Les quiero contar una historia. A la tardecita del 8 de mayo de 1962, mi papá y yo emprendimos la caminata desde nuestra casa en Sajonia hasta el estadio Comuneros.
Esa noche jugaban la final del campeonato sudamericano de básquetbol femenino, Paraguay y Brasil. Parecía que toda Asunción había convergido ahí. Era el partido de los partidos. En el primer tiempo, las brasileñas llevaban una ventaja de 30 a 22 y en un momento la diferencia fue de 14 puntos (43 a 29).
Más con garra que con buen juego, y con el aliento fantástico del público, Paraguay fue descontando. Faltando 4 segundos para el final, la victoria brasileña era de 52 a 51. Entonces apareció Mami –así la llamaban a la inigualable Edith Nunes– con el doble más gritado y más importante de la historia basquetbolística paraguaya. Ganó Paraguay por 53 a 52, logrando su segundo campeonato sudamericano. Edith pasó a ser leyenda.
No recuerdo una algarabía como aquella. Quizá porque los recuerdos de la niñez son más densos (yo tenía 11 años de edad). Como pocas veces, Asunción fue una fiesta.
El diario La Tribuna decía el 9 de mayo de 1962: “Edith, Edith, Edith, fue el grito que bramaban las 20 mil personas delirantes de júbilo en la gran noche del Comuneros. Y la gran Mami estaba ahí, en medio de tanta algazara, emocionada. Edith, Edith, Edith. Su nombre llenó el ámbito. Era la síntesis de un gran triunfo para Mami. Una noche de gloria en su querida Asunción. Ante su público. Se cristalizaba así el homenaje a la superdotada del básquetbol. Edith, Edith, Edith”.
Edith Nunes fue la más extraordinaria deportista paraguaya de todos los tiempos. Un fenómeno. Campeona sudamericana en 1962, goleadora en dos mundiales y en cuatro sudamericanos, nació en Asunción el 18 de febrero de 1940.
Debutó en la selección en 1953, con apenas 13 años de edad, en el mundial de Chile, donde comenzó como suplente y terminó titular y goleadora del torneo (es la más joven goleadora en la historia mundial del básquetbol). En el mundial jugado en Brasil, en 1957, volvió a ser la mayor encestadora. Fue goleadora en todos los sudamericanos que jugó: 1956 en Ecuador (Paraguay vice), 1958 en Perú (Paraguay vice); 1960 en Chile (Paraguay vice) y 1962, en Asunción (Paraguay campeón). Ostenta récords impresionantes, como el haber convertido 45 tantos en un partido jugado en México.
Hace pocos días, el Gobierno la condecoró. Ningún medio hizo un recuento de lo que significa Edith para el Paraguay. Es la máxima heroína deportiva nacional. Pero ni los propios periodistas la recuerdan, salvo Pedrito García, el más completo periodista deportivo que tenemos, y José María Troche.
Esta es la historia que quería contarles. Quizá no le importe a nadie. Pero es una grata historia porque simboliza la memoria redimida en un país sin memoria.
Edith, Edith, Edith. Las mujeres paraguayas le deben todavía un tributo.
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